26 abril, 2013
En diseño no creo que exista la simplicidad como un concepto en sí mismo significativo. Lo que existe es la simplicidad en relación a diferentes aspectos del diseño, un atributo que no siempre debe valorarse positivamente.
Si hablamos específicamente de diseño de información, podemos distinguir entre:
Simplicidad de uso
Lo que podríamos llamar la usabilidad de la visualización. Se trata de la facilidad con la que podemos decodificar o extraer la información representada, y por tanto se refiere a la simplicidad con la que este proceso cognitivo y perceptual puede realizarse. No se trata de un atributo universal, ya que debe considerarse en relación a la audiencia a la que se dirige.
Simplicidad de la función
El valor de uso de una visualización de datos está en directa relación con la relevancia y cantidad de los datos representados, o en otras palabras, de la complejidad de su función.
Simplicidad de la forma
Es la simplicidad de la forma la responsable de transformar la complejidad de la función en simplicidad de uso. Esto se puede lograr mediante la organización gráfica e interactiva, pero también mediante la reducción de la representación.
El problema surge cuando afrontamos esta reducción desde un enfoque minimalista, en el que más allá de eliminar lo superfluo e insignificante, terminamos dificultando el uso.
Un ejemplo de esto es el famoso ratio data-ink de Tufte (1983), considerado prácticamente un mantra en visualización de información. Este principio sugiere eliminar toda tinta (o píxeles) que no se utilicen para codificar datos, así como de la utilizada para codificar datos, eliminar aquella que sea redundante.
El problema de este enfoque es que sólo considera funcionalmente relevante la representación de datos, y entiende esta representación desde una perspectiva completamente minimalista.
El trabajo de Inbar, Tractinsky y Meyer (2007) pone de manifiesto la baja preferencia o aceptación de las personas respecto a estas representaciones minimalistas. Uno de los motivos puede ser que este minimalismo resta familiaridad a la representación.
Por otro lado, Spence (1990) sugiere que en determinadas circunstancias el uso de tinta redundante facilita que las gráficas se puedan procesar más rápidamente, por lo que su reducción sería contraproducente.
Además, Bateman et al. (2010) detectan que el contenido de gráficos altamente decorados (ChartJunk), tras 2 o 3 semanas es significativamente más recordado que cuando se utilizan representaciones más esquemáticas.
Esto no significa que la simplicidad por reducción en la forma no sea una buena práctica, sino que a la hora de podar, esquematizar o prescindir de elementos gráficos, debemos hacerlo sobre la base razonable de su escasa o nula aportación para facilitar la comprensión de los datos, y teniendo en consideración el contexto y la audiencia objetiva.
Referencias
Bateman, S. et al. (2010). Useful Junk? The Effects of Visual Embellishment on Comprehension and Memorability of Charts. CHI 2010, April 10–15, 2010, Atlanta, Georgia, USA.
Inbar, O.; Tractinsky, N.; Meyer, J. (2007). Minimalism in Information Visualization –
Attitudes towards Maximizing the Data-Ink Ratio. Proceedings of the ECCE 2007 Conference, 28-31 August 2007, London, UK.
Spence, I. (1990). Visual Psychophysics of Simple Graphical Elements. Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance. 1990, vol. 16, n. 4, 683-692.
Tufte, E.R. (1983). The Visual Display of Quantitative Information.
Lectura imprescindible, gracias Yusef.
Gracias a ti por pasarte y comentar 🙂
Sólo encontraba bondades del ratio data-ink. Ahora puedo tirar de más hilos para seguir investigando. ¡Gracias!
🙂